sábado, 1 de abril de 2017

MUJERES VIAJERAS ESPAÑOLAS: EL MUNDO SEGÚN NUESTRAS EXPLORADORAS



Texto de María Crespo

"Ni placas ni monumentos; ni retratos institucionales ni recuadros en libros de historia. Las hazañas de decenas de mujeres viajeras españolas, tachadas de locas o excéntricas en su época, en muchos casos han quedado sepultadas. Sus vidas nos empujan a trazar rutas propias; sus relatos, directos y certeros como llaves, nos acercan a la mirada de mujeres pioneras, curiosas y valientes. Como escribió el periodista Manu Leguineche: “no por azar 'aventura' es del género femenino”.

EGERIA (O ETARIA), LA PRIMERA TROTAMUNDOS

“El primer libro español de viajes lo escribió una mujer, Egeria, adelantándose mil años a Marco Polo”, escribe la periodista Cristina Morató en Viajeras, intrépidas y aventureras (Plaza&Janés) . Durante tres años, entre 381 y 384, la abadesa gallega (o del sur de Francia, según otras fuentes) viajó con una Biblia para contrastarla con los parajes que iba descubriendo: Constantinopla, Mesopotamia, Jerusalén, el monte Sinaí o Egipto.

Egeria fue una mujer culta (sabía geografía y griego), curiosa y audaz que aprovechó la Pax Romana y los 80.000 kilómetros de calzada del Imperio para emprender su aventura. “En su peregrinación, la viajera escribió una serie de cartas a sus amigos y familiares describiendo todo cuanto veían sus asombrados ojos” - comenta Cristina Morató a Condé Nast Traveler- “en 1844 las cartas de Egeria salieron a la luz y el mundo descubrió con sorpresa que este relato fresco, sencillo y lleno de sutiles observaciones lo había escrito una mujer”.

Queda constancia de las exploraciones y anécdotas de esta peregrina pionera (como que dispuso de protección en determinados lugares o la vez que viajó con un guía muy cabezota) en "un texto donde" -resalta Morató- "la autora narra su épica aventura sin mencionar los peligros ni las incomodidades de las que tuvo que enfrentarse, ni siquiera le da importancia al hecho de que posiblemente no regrese con vida de tan dura travesía”.

ISABEL BARRETO, LA PRIMERA ALMIRANTA

Retrato de Isabel Barreto de Castro.

“Fue la primera mujer almirante en la historia de España, en tiempos de Felipe ll” -recuerda Morató- “una mujer valiente y de armas tomar a la altura de Magallanes y Orellana”. Aunque nació en Pontevedra en 1567, cuando era una niña se mudó con su familia al Virreinato de Perú donde se casó con el navegante Álvaro de Mendaña. Su origen noble y su formación (entendía el latín y sabía escribir) le permitieron moverse en entornos restringidos para las mujeres.

Su hazaña comienza en 1595 cuando decide acompañar a su esposo en su segundo viaje, en una expedición por el Pacífico. “Durante la travesía falleció su esposo Álvaro de Mendaña, y ella asumió el mando de la expedición que había partido de Perú en busca de las islas Salomón, donde creían que se encontraba un reino de oro y piedras preciosas”, relata Morató. No fue una ruta fácil: mientras ella guardaba celosamente sus víveres “la situación en la que se encontraba la tripulación era deplorable, apenas había agua ni comida, la mayoría estaban enfermos y no pasaba un día sin que se echaran al mar tres o cuatro cadáveres”, recuerda Morató.

Hizo frente a epidemias, motines y penalidades pero logró llegar a Manila en 1596, donde fue recibida con todos los honores. A veces retratada como cruel y caprichosa, Morató la define como una mujer extraordinaria "su esposo antes de morir la nombró Adelantada y Gobernadora porque no dudaba de sus capacidades”.

INÉS SUÁREZ, VALOR SIN FRONTERAS


Inés Suárez nació en Plasencia (1507) donde trabajaba como costurera. En 1537 y en compañía de una sobrina, se embarcó rumbo a las Indias en busca de su marido Juan de Málaga, quien había partido a Venezuela en busca de fortuna un año antes. Siguiendo su rastro, partió de Venezuela hasta Perú donde descubrió su muerte.

Encontrándose sola en Cuzco decidió no regresar a España. “Allí coincide con el capitán extremeño Pedro de Valdivia, quien prepara una expedición para emprender la conquista de Chile” -explica Morató- "decide alistarse en su compañía y viaja con él en calidad de criada, eso sí, atendiendo a enfermos, enfrentándose a los indios mapuches, luchando como un soldado y actuando como una veterana estratega". Fue premiada con tierras y una encomienda por el rey, cruzó el desierto de Atacama con valentía y participó en la defensa de Santiago de Chile, ciudad de la que fue gobernadora al casarse con el capitán Rodrigo de Quiroga.

CATALINA DE ERAUSO, UN HOMBRE EN LA BATALLA




"Hubo otras mujeres que protagonizaron grandes proezas y que quizás son más conocidas, como la monja Alférez , en realidad llamada Catalina de Erauso, mujer de carácter pendenciero y violento; ingresó siendo una niña en un convento del que se escapó con quince años disfrazada de hombre" -recuerda Cristina Morató-. Tras vagar por Bilbao y Valladolid llegó hasta Sanlúcar de Barrameda. Desde allí partió hacia América dondecombatió como soldado de infantería en Perú y Chile hasta adquirir el grado de alférez. Mantuvo una identidad masculina prácticamente hasta el final de sus días (y obtuvo la autorización del Papa Urbano VIII para seguir vistiendo como hombre). Vivió una vida repleta de viajes, batallas, detenciones y fugas.


EMPRENDEDORAS, INTRÉPIDAS Y CONQUISTADORAS

No son pocos los nombres de mujeres que durante el siglo XVI dejaron atrás un rol secundario, supeditado al varón y sin relevancia intelectual. Es el caso de las siguientes exploradoras:

- Mencía Calderón, una mujer que atravesó 1.600 kilómetros de ríos, cordilleras y selva, al frente de cincuenta mujeres, en una expedición que duró seis años.

- La gobernadora de Guatemala y de los virreinatos, Beatriz de la Cueva, elegida por los soldados de su marido para dirigir sus destinos.

- Mencía Ortiz, la creadora de una compañía de transporte de mercancías a las Indias en 1549.

- María Escobar, la mujer pionera que introdujo y cultivó el trigo en América.

El viaje supuso para ellas ser protagonistas de su propia historia.

EMILIA SERRANO, PERIODISTA Y VIAJERA


“Son dos figuras interesantísimas, que habían vivido y viajado intensamente, ganándose la vida con su pluma y superando muchos de los obstáculos con que se encontraban las mujeres de la época para sobrevivir como intelectuales” -comenta Beatriz Ferrús, Doctora y profesora titular en Literatura Hispanoamericana de la Universitat Autònoma de Barcelona y autora de la investigación Mujeres y literatura de viaje en el siglo XIX: entre España y las Américas- “llegué a ambas gracias a la Dra. Carmen Simón del CSIC autora del libro pionero Escritoras españolas del siglo XIX: Manual bio-bibliográfico”.

Emilia Serrano García (también conocida como Emilia Serrano de Wilson) fue periodista, escritora y poeta nacida en Granada en 1843 y educada en París. Una mujer que viajó por toda América, desde Canadá hasta la Patagonia, durante 30 años. Fundadora y directora de varias publicaciones en La Habana, Lima o México, sus textos recogen el pulso de los protagonistas de su época.

En América y sus mujeres, por ejemplo, relata escenas de navegación, la travesía de Istmo de Panamá o rutas por las cumbres de los Andes a lomos de una mula; un homenaje a todas las mujeres hispanoamericanas que conoció y su red informal y solidaria para promover sus aspiraciones literarias e intelectuales.

“(…)Ha realizado peligrosos viajes... Ninguna mujer ha realizado jamás tan penosos trabajos ni abarcado empresa de tal magnitud. Por mucho menos se han aplaudido viajes de francesas e inglesas celebrando su esfuerzo en todos los tonos. Y estos viajes no han sido de turista, han sido de una mujer estudiosa, laboriosa, que ha trabajado incansable(mente)”, escribió sobre ella la periodista Carmen de Burgos (conocida por su pseudónimo Colombine).

EVA CANEL, UNA VOZ INCANSABLE




La escritora y periodista asturiana Eva Canel también recorrió Sudamérica: primero para reunirse con su marido (el Director de la revista satírica La broma, desterrado tras publicar un panfleto censurado), y después para ganarse la vida como “conferencista”. Tras viajar a Uruguay, Buenos Aires y Bolivia, llegó a Perú donde colaboró con Emilia Serrano en El Semanario del Pacífico (que editaban en su propia casa). Emilia Serrano fue la madrina de su único hijo.

Conservadora en su vida personal, sus textos nos muestran una visión aventurera, abierta y amena de sus rutas, como la descripción del paisanaje del vapor Aconcagua de la Compañía inglesa de Pacífico en Cosas del otro mundo. Viajes, historias y cuentos americanos.

Eva Canel llenó auditorios en Chile, Perú, Cuba, México, Panamá, Brasil, Argentina, Uruguay... Así recoge sus palabras la investigadora Carmen Simón en su artículo Eva Canel, conferenciante viajera por América: “Me han aplaudido más de lo necesario; me han halagado sin tasa ni medida exagerando los merecimientos, dándose en cuenta entonces de que tenían delante una mujer, pero antes de ‘calarme’ como a los melones, nadie me había dispensado esos favores, extraordinarios, que se conceden a los charlatanes documentados o indocumentados”.

Son muchas las mujeres a la espera de su merecido reconocimiento, "nos queda pendiente reconstruir la 'historia de la mujer' y recuperar sus voces", opina Beatriz Ferrús.

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